Si por algo se caracteriza el año en La Palma es por la increíble profusión de festejos, celebraciones y romerías que lo pueblan. Desde el comienzo del año, con la celebración de la Navidad, hasta la llegada de Santa Lucía el 13 de diciembre, hay fiestas relevantes todos los meses. Desde los festejos netamente cristianos (introducidos por los conquistadores castellanos en el siglo XVI) a los ecos de la emigración latinoamericana (más visibles que nunca durante el lunes de Carnaval), la isla ofrece un intenso calendario festivo, que se extiende de enero a diciembre.
Cercanas a sus protagonistas, que las viven intensamente, pero abiertas –como toda la isla- a quienes de fuera se acercan con cariño y respeto, las fiestas constituyen uno de los argumentos definitivos para disfrutar de La Palma. Y para regresar siempre de nuevo a ella.
La isla de La Palma cuenta con una gran cantidad de fiestas populares que se celebran a lo largo de todo el año.
El Carnaval de Santa Cruz de La Palma comienza el viernes anterior al Miércoles de Ceniza y se prolonga hasta la noche del sábado y madrugada del domingo siguiente.
La más importante de las fiestas palmeras es también una de las más veteranas. El descenso de la patrona a la capital desde 1676.
Aunque se trata de una celebración religiosa de carácter insular, algunos de sus actos más originales tienen vinculaciones específicas con determinados municipios.
El gran acontecimiento que combina el fervor religioso y la expresión artística y artesanal de sus vecinos.
El Barranco de El barranco del Pilón es el escenario natural de esta peculiar batalla de moros y cristianos, celebrada cada tres años.
Cada mes de mayo, las abundantes cruces que enmarcan los caminos palmeros despiertan envueltas en sus ropajes de gala.