Tipos de vino de La Palma
La Palma conserva un patrimonio enológico incalculable. Los colonos que se establecieron en la isla durante el siglo XVI trajeron hasta aquí variedades tan antiguas como escasas.
Malvasía, sabro, bujariego, gual, almuñeco, verdello, albillo, negramoll, listán prieto y listán blanco son algunas de estas cepas, que se perdieron 300 años después en casi todo el continente, excepto en la isla, durante la llamada crisis de la filoxera. El establecimiento de la Denominación de Origen Vinos de La Palma, reconocida en 1994, ha reforzado el interés por conservar y promover muchas de estas cepas, que estaban en trance de desaparecer. Aunque semejante diversidad resiste a duras penas las clasificaciones, los principales vinos de la isla pueden agruparse en:
- Blancos secos: Suelen ser aromáticos y ligeros, con frescos aromas a flores y frutas. La inmensa mayoría son jóvenes y se consumen al poco tiempo de cosecharse, lo que refuerza la personalidad de las variedades con las que se elaboran. Listán blanco, bujariego y albillo son tres de las más conocidas.
- Blancos dulces: La joya de la corona es el malvasía, un vino naturalmente dulce cuyas cepas se siembran principalmente en dos zonas muy concretas de la isla (Fuencaliente y Villa de Mazo). La uva se deja madurar en la planta hasta que comienza a pasificarse, lo que refuerza la presencia de azúcares y la gradación alcohólica del producto final. Son vinos ambarinos, nobles y extremadamente aromáticos. El sabro es otra variedad importante en la elaboración de blancos dulces.
- Tintos y rosados: La mayor parte de estos vinos son jóvenes y de baja gradación alcohólica (entre 11 y 13 grados por litro). La negramol es la cepa sobre la que se elaboran la mayor parte de caldos englobados en esta categoría, aunque a veces se añaden otras minoritarias (listán prieto, almuñeco, etc.). Los rosados pueden hacerse mezclando estas variedades con uvas blancas , pero lo más habitual es utilizar sólo negramoll.
- Vinos de tea: Un vino característico de la isla, que se elabora sobre todo en los municipios de Tijarafe, Puntagorda, Garafía y Puntallana. El nombre viene de su maceración en barricas de pino canario, que les transmite un particular aroma a resina. Tienen una fuerte personalidad propia, compatible sin embargo con un grado alcohólico moderado (no más de 13 ó 14 grados por litro). La negramoll es, también aquí, la variedad más habitual.
- Naturalmente Dulces: Dentro de esta categoría, la joya de la corona es el malvasía, un vino cuyas cepas se plantan principalmente en dos zonas muy concretas de la isla (Fuencaliente y Villa de Mazo). La uva se deja madurar en la planta hasta que comienza a pasificarse, lo que refuerza la presencia de azúcares y la gradación alcohólica del producto final. Son vinos ambarinos, nobles y extremadamente aromáticos. El sabro es otra variedad importante en la elaboración de blancos dulces. En la actualidad también se pueden encontrar en la isla vinos tintos naturalmente dulces, elaborados a partir de la variedad negramoll.