En la parte más meridional de la isla de La Palma se encuentran estas salinas, que han sido declaradas Sitio de Interés Científico por ser lugar de descanso de muchas aves migratorias. Es uno de los puntos más visitados de la isla.
Las salinas se encuentran dentro del Monumento Natural de los Volcanes de Teneguía, más concretamente están situados muy cerca del faro de Fuencaliente, en un lugar en el que confluyen todos los elementos necesarios para la producción salinera: vientos moderados, una pluviometría escasa y un gran número de horas de sol al día.
Sus comienzos datan del año 1967 y desde entonces no ha parado su actividad, siendo en la actualidad la única salina en producción de la isla.
En el Restaurante Jardín de la Sal, un establecimiento temático, se puede comprender el proceso de producción y comprar productos tan selectos como la flor de sal.
Tras la visita podrás comprar allí mismo productos salinos de gran calidad. La sal marina fina, la gruesa y la apreciada flor de sal son absolutamente naturales, sin lavados ni yodados posteriores. Unos productos cien por cien ecológicos que irán destinados casi en su totalidad al comercio local.
Aparte del valor paisajístico de estas salinas, no podemos olvidar que se trata de un lugar privilegiado para el avistamiento de aves, en especial limícolas, algunas amenazadas y protegidas por convenios u otras disposiciones legales. Así es posible observas el pequeño chorlitejo patinegro o incluso flamencos. En total son unas 15 las especies que se pueden ver en estos parajes, las cuales encuentran en este espacio la alimentación y el descanso necesario para hacer del paisaje su zona de nidificación.
En cuanto a la vegetación, se pueden encontrar ejemplos de lechuga de mar, el salado blanco, la niagrera, siempreviva del mar, el tomillo marino o incluso el cabezón y la cerraja. Una amplia variedad de vegetación asociada a la franja costera, que aumentan aún más el valor de la zona.
Fue declarado por Ley 12/1987, de 19 de junio, de Declaración de Espacios Naturales de Canarias, como parte del parque natural de Cumbre Vieja y Teneguía, y reclasificado a su actual categoría por la Ley 12/1994, de 19 de diciembre, de Espacios Naturales de Canarias.
El sitio es por definición área de sensibilidad ecológica en toda su extensión, a efectos de lo indicado en la Ley 11/1990, de 13 de julio, de Prevención de Impacto Ecológico.
El proceso empieza en una gran charca, el cocedero madre, donde la salmuera capturada del pozo es bombeada para comenzar el calentamiento e incrementar la concentración de sal por la acción del sol y el aire seco. El agua marina es trasvasada hasta siete veces de un cocedero a otro, situados a diferentes niveles para facilitar el trasiego del líquido cada vez más salado. De quince a veinte días son necesarios para llegar a la concentración salina adecuada.
El cultivo de la flor de sal, la reina de las sales, es un proceso natural y laborioso, ya que se cristaliza solo con la combinación óptima de mucho sol, poca humedad y una leve brisa. Así se logra conservar todos los valiosos minerales y oligoelementos que provienen de la naturaleza del mar. Las apreciadas flores salinas son finos cristales quebradizos de tonos blancos y rosas pálidos que se recogen de manera rápida, ya que una vez quebrada la sal empieza a descender.
La flor de sal tiene un sabor delicado a mar que se prolonga en el paladar. Utilizada principalmente para aliñar todo tipo de platos, esta delicatessen se utiliza siempre en último lugar del emplatado, ya que suele fundirse en poco tiempo con los jugos de los ingredientes.