En el siglo XVII se hallaron en Belmaco los primeros petroglifos descubiertos en las Islas Canarias. La importancia de estas inscripciones en piedra, convirtió el lugar en un punto de referencia y visita para los investigadores interesados en el pasado de La Palma y de las Islas Canarias. El conjunto arqueológico de Belmaco lo forman diez cuevas naturales de habitación y una magnífica estación de grabados rupestres. En estas cuevas vivían los benahoaritas, antiguos pobladores de Benahoare (nombre con el que se designaba a La Palma). La tradición popular sostiene que esta cueva fue la residencia de los últimos reyes del cantón Tigalate-Mazo: Juguiro y Garehagua.
En esta zona arqueológica se ha creado un interesante centro de interpretación donde podrá descubrir el mundo aborigen a partir de los grabados en la roca. Las Salas de Exposición e Interpretación cuentan con maquetas, documentos fotográficos, elementos multimedia y reproducciones arqueológicas, que complementan e ilustran el contenido del Parque Arqueológico.
Un agradable paseo por el sendero, rodeado de vegetación endémica, le conducirá a las estaciones de grabados, que podrá entender con ayuda de paneles informativos.