Este es un tubo volcánico de trazado laberíntico de gran dificultad enclavado en las formaciones de lavas del macizo del Bejenado. La cueva, bastante antigua, se presenta tapizada de bellas concreciones fungiformes, denominadas así por su forma de hongos. Esta cueva permite apreciar cómo una cavidad que permanece aislada puede mantenerse en perfecto estado de conservación, restando envejecimientos geológicos normales como derrumbes y sedimentación.